Tan solo un segundo, de Virginia S. McKenzie, es un libro que me ha costado mucho leer y que he terminado un poco por pura cabezonería. Creo que hay que ser muy fan del patinaje, ser muy joven y tener pocas lecturas a la espalda para disfrutarlo. Estoy segura de que habrá muchas personas a las que les habrá gustado porque no es que la novela sea mala, pero desde luego cojea en demasiados puntos para gustar a lectores empedernidos y experimentados.
Hannah es una joven patinadora de danza sobre hielo que sufre un accidente junto a su pareja deportiva y amigo desde la infancia, Nick. El resultado es que él queda en silla de ruedas y ella con un trauma importante. Su primera decisión es abandonar la disciplina que le hizo tan feliz. Hasta que llega alguien dispuesto a convencerla de volver a la pista: Mikhail, uno de sus ídolos.
Hay un montón de cosas que no me han dejado disfrutar del libro. La primera, y por la que estuve a punto de dejarlo, es por esa situación de acoso y derribo del protagonista masculino, que era para denunciarlo. No sé si pretendía ser gracioso o solo descriptivo, pero me resultó horroroso que el protagonista de una novela romántica juvenil tuviese esa actitud, no relacionada con el romance sino con otro plano de la vida, pero acoso al fin y al cabo. Y si precisamente seguí leyendo fue para tratar de entender qué se vende hoy en día como normalizado a grupos de edad que creo que ya tienen bastante con lo que tienen.
Al margen de esto, otra cosa me ha molestado muchísimo del libro, y es que para estar escrito con varias voces, todas suenan igual. No entiendo qué aporta a una novela que haya varios narradores contando la historia en primera persona si el lenguaje y forma de expresarse son los mismos en todos los casos.
Entiendo que son dos cuestiones, lo del acoso y la voz narrativa, que muchas personas no verán. Así que puedo comprender que guste a un público muy joven. Pero para mi han sido determinantes a la hora de valorar la novela. Varias veces he estado por dejar la lectura pero mi dichosa manía de no dejar libros a medias y menos si son tan sencillos, me ha empujado a terminarlo.
Las demás cosas que no me han gustado ya son menos, en comparación, y en muchos casos es cuestión de gustos personales. Por ejemplo la expresiones castizas me chirrían, el exceso de descripciones relacionadas con el patinaje me han resultado algo aburridas y el que hasta los problemas más complejos se resuelvan casi haciendo chas con los dedos, me ha decepcionado por completo, porque ver esa resolución era lo que me hizo seguir leyendo. Que sea previsible el final no me importa, al fin y al cabo lo es siempre en la novela romántica, pero sí me molesta que las cosas se resuelvan como quien dice solas.
Me da pena no poder decir nada más positivo de esta lectura, pero tengo que ser sincera con lo que he sentido al leerla. Y al terminarla.
Eso sí, de nuevo entiendo que es una lectura para adolescentes que puede gustar mucho. Y precisamente ahí es donde más me molesta lo del acoso del principio, debo reiterar. Pero solo tú sabes qué esperas de una novela, qué buscas, qué exiges. Quizá a ti te encante.
