La pequeña panadería de la isla, de Jenny Colgan

La pequeña panadería de la isla, de Jenny Colgan, es una de las novelas que he leído este verano. Es una historia fresca, muy feel good, muy amena, positiva y bonita. No es una obra suprema, ni lo pretende. Pero es una lectura ideal para esos momentos en los que necesitas relajar la mente y disfrutar del encanto de lo sencillo.

A Polly Waterfor, la crisis económica le ha arruinado, literalmente, la vida. No solo ha perdido el negocio que compartía con su pareja, también ha llevado a la ruina su relación, incapaz de soportar el estrés de los problemas económicos y la falta de trabajo. Cuando el banco se dispone a embargar su negocio, parece que tampoco su casa se salvará del desastre.

Sin nada más que poder perder y con muy poco dinero en el bolsillo, Polly encuentra un alquiler asequible. El problema es que está lejos de la ciudad, en una pequeña isla mareal de Cornualles que queda incomunicada cuando sube la marea y cubre la carretera que la une al continente. Además, la casa está llena de humedades, cerca de llegar al estado ruinoso y totalmente descuidada. Pero como no ve mejor alternativa y un alquiler más caro puede suponer verse en la calle si no encuentra un trabajo pronto, no duda en trasladarse allí.

En la isla, Polly solo encuentra una manera de distraerse de sus problemas y su penosa situación. Hornear pan, una de sus pasiones. Mientras amasa, no piensa en lo que la preocupa. Y aunque no puede hacer un gasto extraordinario en ingredientes exóticos, al menos disfruta de pan sabroso recién hecho. Lo que no puede imaginar es que hacer su propio pan la acercará a distintos habitantes de la isla, y a una vida que nada tiene que ver con lo que siempre había imaginado para sí misma, pero más feliz que en los últimos años.

La pequeña panadería de la isla es una historia de superación, de encontrarse a una misma cuando estaba perdida, de hallar una nueva vida cuando apenas quedaba esperanza. Aunque he visto que en algún sitio se vende como novela romántica, no lo es. Ni mucho menos. Lo que cuenta la novela es básicamente cómo el momento más bajo de la vida de Polly fue el comienzo de una vida diferente a la que había vivido hasta entonces, y no peor, ni mejor, sencillamente distinta.

La novela es ligera y amena. Pero sus mensajes son claros; la importancia de no rendirse, el valor de la unión, el poder de creer en uno mismo para seguir siempre adelante, aprovechar las oportunidades, saber ver más allá de lo aparente… Y otros que podrás ir descubriendo si te animas a leer La pequeña panadería de la isla.

Últimamente estoy disfrutando mucho de las novelas feel good, que si bien no son lo que me apetece leer a tiempo completo, vienen muy bien para desengrasar de lectura más absorbentes y complicadas. Y ayudan a desconectar la mente del trabajo diario. Y esta es buena muestra de ello. Que al final incluya algunas recetas de panes caseros es un añadido que me ha encantado.

La pequeña panadería de la isla me ha gustado lo suficiente para poner en mi lista de autoras a las que seguir la pista a Jenny Colgan. Tiene más novelas publicadas en castellano, así que seguramente en un futuro me anime con alguna de ellas. Si a ti también te gusta disfrutar en ocasiones de novelas con encanto, en las que los buenos sentimientos son un ingrediente importante y de las historias con protagonistas luchadoras, anímate y lee esta bonita novela.