La luz tras la ventana, de Lucinda Riley, ha sido una de mis últimas lecturas. Una apasionante novela ambientada en dos momentos diferentes del S. XX en Francia, protagonizadas por dos mujeres muy distintas entre sí. Una entretenidísima novela que me ha gustado mucho.
Francia, 1999. Emilie es una joven de ascendencia aristocrática que ha luchado mucho por llevar una vida normal y alejarse de las costumbres y estilo de vida exclusivo de su caprichosa madre. A sus 30 años lleva una vida solitaria en París, donde trabaja como veterinaria. A la muerte de su madre, debe hacerse cargo de todas las cuestiones de las que lleva años huyendo como son las finanzas y el mantenimiento de las propiedades y negocios de la familia.
En el castillo del sur de Francia que hace siglos pertenece a su familia, Emilie comienza a descubrir algo más de su historia familiar. En uno de los pocos lugares en los que siempre se ha sentido segura y feliz, descubre los poemas de su tía Sophia, hermana de su difunto padre, una mujer a la que no conoció y de la que no escuchó hablar en vida de éste. Y también conoce casualmente a un atractivo representante de arte que parece la única persona dispuesta a echarle una mano.
En 1943, Constance Carruthers es una joven cuyo esposo está combatiendo en el norte de África, aunque está en situación de desaparecido. En ese contexto, ella es reclutada por su conocimiento sobre Francia y el idioma para formar parte de una misión de espionaje y apoyo a la Resistencia en tierras francesas en pleno apogeo de la 2ª Guerra Mundial. Pero algo no sale bien y se encuentra compartiendo su vida con una acaudalada familia aristocrática francesa a cuya mesa se sientan algunos de los más altos cargos nazis en París.
Constance no tiene claro si son colaboracionistas o realmente están haciendo un gran trabajo de espionaje para la resistencia. Y se ve envuelta en una red de mentiras y apariencias, aislada del mundo, en la que no sabe si es prisionera o compañera de sus anfitriones.
Las vidas de Emilie y Constance nunca se cruzan, pero la historia de la segunda tienen mucho que ver con lo que le ocurre a la primera y con lo que ha sido la vida de algunos de sus antecesores, principalmente su padre, que murió siendo Emilie aún una niña.
La luz tras la ventana no es la primera novela de Lucinda Riley que leo. Esta fue La joven del acantilado. Una novela que me gustó según la iba leyendo pero que al final resulto ser demasiado previsible en todos sus aspectos importantes salvo en uno. Por ello tenía ciertas reticencias sobre esta novela y, aunque la estaba disfrutando enormemente, me daba miedo que fuese igual de previsible.
Afortunadamente, salvo un par de cuestiones sin mucha relevancia, no ha sido así. E incluso aquello que apuntaba a ser más previsible ha terminado sorprendiéndome, algo que valoro mucho en una novela de este tipo, en la que los secretos y el descubrimiento de estos son parte fundamental de la trama.
La luz tras la ventana es muy entretenida y está narrada de tal modo que enseguida te atrapa y te sumerges en la historia. La trama transcurre en dos momentos muy diferentes y sus protagonistas poco tienen que ver la una con la otra, pero el conjunto es una bonita historia, apasionante y muy emocionante.
Con esta novela me reconcilio con Lucinda Riley y seguramente sí busque más novelas suyas. Me ha gustado mucho La luz tras la ventana. Te recomiendo su lectura si te gustan las historias de intriga y las novelas sobre mujeres que no se rinden jamás.
