De cocina y literatura; Codicia

Publicado 17 agosto, 2011 por Marhya en De cocina y literatura, Gastronomí­a, Literatura / 4 Comments

La autora de literatura paranormal JR Ward tiene la (buena) costumbre de incluir cocina muy poco paranormal en sus novelas, quizá para dar un toque de normalidad a sus personajes fantásticos o  también para poner un toque de cotidianeidad en circunstancias o momentos que se salen de lo habitual en el día a día. A menudo es parte del hilo conductor de alguna importante conversación trascendental en la historia.

En su novela “Codicia” (aquí), la primera entrega de su serie Ángeles caídos, así ocurre. Hay una escena cuya conversación es importantísima dentro de la historia entre el protagonista de la novela, Jim, y el hombre cuyo alma debe salvar, Vin, y que transcurre a lo largo de varias páginas mientras el segundo (un hombre codicioso, poderoso y muy rico que empieza a ver que se está abriendo un cisma en su vida)   prepara unos sándwiches para ambos: Pan de centeno para él, de masa fermentada para Jim. Vin, acostumbrado a ser servido y a deleitarse con lo más caro de lo más caro (sea o no lo mejor) va poniendo sobre el pan mayonesa (Heinz), fiambre frío o roast beef, lechuga, tomate…

Antes de eso hay otra escena importante en la que no falta la comida. Jim acaba de casi morir, revivir y descubrir su misión como salvador de almas y también acaba de conocer que el primer alma que debe esforzarse por salvar es la de Vin DiPietro, su  jefe, quien presenció el accidente laboral que llevó a Jim al umbral entre la vida y la muerte. Jim logra ser invitado por su jefe a una cena en su casa y dado que el mayordomo de éste está de vacaciones, es Devina, su bellísima y enigmática novia, quien se encarga de la comida. Mientras ella ultima la cena en la cocina, Jim y Vin comienzan a conocerse mientras degustan los coquetos aperitivos que les ha servido ella: para cada uno un champiñón relleno, un diminuto sándwich (es de suponer que lo que venimos a llamar canapé) con rodajas de tomate finas como el papel y hojas de albahaca y una cuchara plana con caviar y puerro. Después, ya los tres en torno a la mesa, degustan unos linguini caseros con salsa boloñesa y una ensalada que solo lleva brotes de verduras, corazones de alcachofa y pimiento rojo aliñada con una vinagreta de vino de hielo. De postre, Devina sirve un helado casero con trocitos de chocolate y un café tan fuerte que era capaz de resucitar a un muerto. “La combinación era sublime, pero aún así no fue lo suficientemente dulce ni sabrosa como para que Vin dejara de fruncir el entrecejo”.

Además de los tres personajes ya mencionados, otro que hace el grupo de personajes principales  de la historia es Marie Terese, una mujer que oculta secretos que el lector se esforzará por descubrir. En una bonita escena trata de preparar la tortita perfecta para la cena de su hijo, un niño de siete años que no ha tenido una vida fácil.

Una novela de mucha acción en la que sólo la comida parece algo cotidiano, porque nada más lo es en ella.

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4 Responses to “De cocina y literatura; Codicia”

  1. Bueno, pues la historia será muy fantástica y los personajes muy paranormales, pero la comida es como tú dices muy normalita y la verdad es que, a pesar de la reticencia que me suscita la comida americana, parece deliciosa. Un beso

  2. la cocina siempre trae ese espacio de calma y la posibilidad de interacción entre los personajes.
    y a veces su relación con la comida puede dar la pista de su carácter.

  3. Si, tienes razón, Julio, en muchas novelas sirve para adivinar la forma de ser (a menudo oculta para el mundo) de algunos personajes.
    Saludos.