De cocina y literatura; Un lugar donde refugiarse

Publicado 18 febrero, 2012 por Marhya en De cocina y literatura, Gastronomí­a, Literatura / 6 Comments

Hace unos días os hablaba de la novela de Nicholas Sparks, “Un lugar donde refugiarse”. Hoy, lo haré de la cocina en la novela. Las referencias culinarias son abundantes, desde las que saben a calor de hogar hasta las que, sobre todo al principio de la historia, sirven para tomar conciencia de hasta qué punto la protagonista, Katie, lleva (porque las circunstancias le obligan a ello) una vida austera en la que a pesar de ser una mujer que disfruta cocinando, no se puede permitir salvo alimentos muy básicos, económicos y de primera necesidad. De hecho, Alex, el hombre que regenta el colmado del pueblo la ofrece una cesta de vegetales cultivados en la localidad pensando que una persona vegetariana los apreciará debidamente, pero Katie no es vegetariana, simplemente su economía no le permite comprar carnes o pescados.

Como me gustaría no desvelar mucho de la novela ni siquiera aquí, sólo mencionaré, aparte de esto, tres momentos importantes de la historia y en los que tiene importante presencia la comida.

El primero de estos momentos es un recuerdo de Katie, la protagonista, una mujer que oculta celosamente su pasado. De ese pasado rememora una escena terrible e inesperada, que ocurre mientras ella prepara la cena; una sencilla ensalada de lechuga, pepino y tomate cortados finos y unas tiras de bistecs marinadas que piensa servir con una guarnición de patatas horneadas. “Había puesto a macerar la carne un día antes: vino tinto, zumo de naranja, zumo de pomelo, sal y pimienta. La acidez de los jugos la reblandecía y le aportaba un sabor extra”.

El segundo es un día especial en la playa, quizá el primer día que Katie baja un poco la guardia y deja de mirar con miedo tras de si minuto a minuto. Un día que comparte con Alex y los hijos de este y en el que no fata una sustanciosa barbacoa en la arena. Carne para los adultos, un perrito caliente para el niño y una hamburguesa con queso para la niña. Y habiendo niños no puede faltar alguna que otra chuchería, como los malvaviscos (nubes) cocinados al fuego y servidos con un poco de chocolate entre dos galletas, una de esas “guarrerías” dulces a las que nadie se puede resistir.

La tercera es una cena a la que Katie invita a Alex. Ella disfruta cocinando y las circunstancias de su vida la han convertido en experta en economizar, así que combinando ambas habilidades y haciendo un extra logra preparar un magnífico banquete para ambos. Para abrir boca sirve queso  brie envuelto en panceta que sirve caliente, con una salsa de frambuesas que ha preparado horas antes. Después, camarones rellenos de carne de cangrejo con salsa de gambas, pimientos rellenos y pan con harina de maíz. Toda una delicia.

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