Hará unos catorce años, mi a amiga I. y yo nos enamoramos en una librería de un manual de herborista. No era un libro barato, pero nos quedamos tan prendadas de él que terminamos volviendo para comprarnos un ejemplar cada una. Una de las primeras plantas de las que hablaba era la Angélica (Angelica archangelica ) y entre las cosas que comentaba sobre ella venía una propuesta culinaria: una salsa hecha mezclando mayonesa con hojas picadas de angélica y de menta. Estuvimos dando vueltas y más vueltas en busca de la dichosa planta, y finalmente por el boca a boca conseguimos un ejemplar. Las hojas frescas bien lavadas y secadas cuidadosamente las mezclamos a partes iguales con menta también fresca y una cantidad de mayonesa a ojo de buen cubero, y la servimos con unas patatas cocidas primero y fritas después (como si fuera para hacer patatas bravas). ¡Estaba riquísimo! Tenía un punto fresco curiosísimo, era un sabor totalmente nuevo, pero había merecido la pena la búsqueda.
Hace muchísimo que no he vuelto a preparar esa salsa, y si quisiera hacerla de nuevo ahora mismo no tendría angélica fresca para hacerlo. Ahora que he vuelto a picarme con el tema de la gastrobotánica, no me olvido de esta planta que me resultó tan sorprendente.
La angélica no se utiliza en normalmente en la gastronomía española, aunque en algunas zonas puede encontrarse casi siempre a orillas de ríos, arroyos y cañaverales o en bosques húmedos. Pero esta planta se utiliza, junto a otras, para aromatizar bebidas de sobra conocidas y tan consumidas como el vermouth, la ginebra, el benedicitine o el chartreuse. Las partes de la planta que suelen emplearse para tal fin son las semillas y los tallos, mezclados.
Las hojas de la angélica se recolectan desde mediados de primavera hasta principios de otoño. En preparaciones de repostería que incluyan frutas ácidas, reducen la necesidad de azúcar empleado.
La raíz se recolecta a finales de verano y principios de otoño, pero se utiliza más como planta medicinal que culinaria.
Lo tallos se recolectan a mitad de verano. Se cristalizan para después decorar con ellos platos dulces.
¿Has probado algún plato con angélica? ¿Quieres compartirlo?
Por las fotos de Google creo haberla visto alguna vez, creciendo de forma silvestre.
Si vuelvo a verla recojo y hago “ese pedazo de mayonesa”, qué menta fresca siempre hay en casa.
Besotes!!!
Polita, ya me contarás. Yo creo que te va a gustar.
Besos.