Número equivocado, hombre perfecto, de Ellen Casey, es una de las últimas novelas que he leído. Y la verdad es que no tiene nada que ver con lo que esperaba, debo decir que no me ha gustado. Quizá porque tenía otras expectativas, quizá porque peca de dedicar párrafos enteros a cuestiones sin importancia en una trama trillada que solo podía salvarse con la química entre protagonistas y, personalmente, no he sabido verla.

Por ahora y siempre, de Sophie Love, es una de mis últimas lecturas. Es una novela agradable y fácil de leer, aunque tampoco especialmente original ni envolvente. Es sencilla y amena pero le falta profundidad y, sobre todo y dado que se trata de una serie protagonizada por una misma pareja le falta el gancho necesario para que te apetezca con desesperación leer los siguientes. Al menos eso me ha pasado a mi.

La noche nos pertenece, de Amabile Giusti, ha sido una de mis últimas lecturas. Me encanta la forma de narrar de esta mujer y cómo usa el lenguaje, incluso en una novela con tanta violencia contenida y tanta oscuridad como esta. Aviso que para mi esta no es una novela romántica sino una novela de cómo el amor puede surgir cuando menos se espera incluso ante quien lucha contra ello y eso unido a otras cosas le lleva a una transformación vital.

Luna de verano, de Robyn Carr, es una entrega de la serie Virgin River. Me ha gustado mucho, la parte romántica es muy bonita, pero en la parte más coral ha habido un tema que no me ha agradado cómo lo trata, relacionado con vientres de alquiler.